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Crepúsculos del jardín, Los

Index: Homenaje a César Paladión, Crónicas de Bustos Domecq, OCC,Obras completas en colaboración. Buenos Aires: Emecé, 1979. 304. Lugones, poeta, Leopoldo Lugones, OCC,Obras completas en colaboración. Buenos Aires: Emecé, 1979. 471, 472, 473, 482. El narrador, Leopoldo Lugones, OCC,Obras completas en colaboración. Buenos Aires: Emecé, 1979. 494. La Salamandra, El libro de los seres imaginarios, OCC,Obras completas en colaboración. Buenos Aires: Emecé, 1979. 691. Leopoldo Lugones, Los caballos de Abdera, ALF2,Antología de la literatura fantástica. Buenos Aires: Sudamericana, 1965. 280. Leopoldo Lugones, BP,Biblioteca personal. Madrid: Alianza, 1988. 25. Yzur, CS,El círculo secreto. Buenos Aires: Emecé, 2003. 200. Antologia poetica, CS,El círculo secreto. Buenos Aires: Emecé, 2003. 220-21. Tres. Las mil y una noches, SN,Siete noches. Mexico City: Fondo de Cultura Económica, 1982. 66. La adjetivación, TE,El tamaño de mi esperanza. Buenos Aires: Editorial Proa, 1926. 54-55. Vindicación de 1900, TR2,Textos recobrados 1930-1955. Buenos Aires: Emecé, 2001. 228. Sobre Lugones, TR3,Textos recobrados 1956-1986. Buenos Aires: Emecé, 2004. 173. Sobre Carlos Mastronardi, TR3,Textos recobrados 1956-1986. Buenos Aires: Emecé, 2004. 191. Jorge Luis Borges habla de Leopoldo Lugones, TR3,Textos recobrados 1956-1986. Buenos Aires: Emecé, 2004. 350.
Type
T

Lugones book of poems, 1905

Parodi: "Leopoldo Lugones (1874-1938), poeta, ensayista, cuentista, historiador, crítico, periodista y político argentino. Los crepúsculos del jardín, obra modernista, fue publicado en 1905. Lugones era entonces un escritor ya consagrado por Las montañas del oro (1897) y por ensayos históricos, a los que siguieron narraciones fantásticas y poemarios (entre otros, Los crepúsculos del jardín, 1905; Lunario sentimental, 1909 y el Romancero, 1924). Con ocasión de la muerte de Lugones, escribió Borges (Borges en Sur, “Letras”): “Nadie habla de Lugones sin hablar de los múltiples cambios políticos de Lugones. Examinados, se limitan a dos: hacia 1897 −época de Las montañas del oro− era socialista: hacia 1916 −época de Mi beligerancia−, demócrata; desde 1923 −época de las conferencias del Coliseo−, profeta pertinaz y dominical de la Hora de la Espada. […] Tampoco le perdonan el tránsito del ateísmo irreverente a la fe cristiana −como si ambos no fueran evidencias de una misma pasión. He aquí lo indiscutible: esos “cambios múltiples” de Lugones, que son escándalo y admiración de los argentinos, son de naturaleza ideológica y todos saben que las ideas de Lugones −mejor, las opiniones de Lugones− fueron siempre menos interesantes que la convicción y que la retórica espléndida que éste les dedicó. (151) […] Lo esencial en Lugones era la forma. Sus razones casi nunca tenían razón; sus adjetivos y metáforas, casi siempre. De ahí lo conveniente de buscarlo en aquellos lugares de su obra no maculados de polémica: en las páginas descriptivas de la Historia de Sarmiento y de El payador […] o en algún admirable cuento fantástico −“La lluvia de fuego”, “Los caballos de Abdera”, “Izur”− o en aquel Lunario sentimental que es el inconfesado arquetipo de toda la poesía profesionalmente ‘nueva’ del continente” (152). “Decir que acaba de morir el primer escritor de nuestra república, decir que acaba de morir el primer escritor de nuestro idioma, es decir la estricta verdad y es decir muy poco [...] En vida, Lugones era juzgado por el último artículo ocasional que su indiferencia había consentido. Muerto, tiene el derecho póstumo de que lo juzguen por su obra más alta” (151)" (257).