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¿Por qué Borges?

La fama internacional de Jorge Luis Borges oculta a veces lo que, más allá de la fruición, sus escritos pueden ofrecer como estímulo a nuevos horizontes de investigación. 

Borges nos ha legado una literatura prolífica, que se distingue paradójicamente por su internacionalismo y por el amor nostálgico de algunos lugares míticos o mínimos: Buenos Aires, el Sur, Islandia, Inglaterra, el Lejano Oriente, ciertos patios, ciertas esquinas. 

Como dijeran Ivan Almeida y Cristina Parodi cuando fundaron el Borges Center en Dinamarca en 1995:

"Profundamente filósofo de la poesía y poeta de la filosofía, presenta cada uno de sus escritos como un enigma ontológico. Muchas veces, al revés, un cuento o un poema reviste los rasgos de un tratado. 

Ontologías fantásticas, etimologías transversales, genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, múltiples historias universales, bestiarios lógicos, silogismos ornitológicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias, thrillers teológicos, nostálgicas geometrías y recuerdos inventados, son parte del paisaje inmenso que las obras de Borges ofrecen al estudioso o al hedónico lector. Se lo ha presentado, con razón, como el erudito más grande de este siglo, lo cual no impide que la lectura de sus escritos suscite momentos de viva emoción o de simple distracción. 

Hombre de ficción literaria, paradójicamente preferido de semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece, por la perfección de su lenguaje, la erudición de sus conocimientos, el universalismo de sus ideas, la originalidad de sus ficciones, la belleza de su poesía, una verdadera Summa que honra a la lengua española y al espíritu universal.

En el plano cultural, la presencia de Borges en las letras durante este siglo ha producido un fenómeno paradójico. Su inmensidad de escritor ha contribuido a revolucionar más los hábitos de lectura y de crítica que los de escritura. Las imitaciones de Borges en la narrativa y en la poética hastían; en cambio, un borgesiano se distingue por la calidad de su lectura. Al fin y al cabo Borges mismo afirmaba gloriarse no de sus escritos sino de sus lecturas. Así pues, el Centro tiene como misión no la escritura de Borges (aunque no la excluye), sino su forma de leer. Su forma de leer el libro, ese universo. Su forma de leer el universo, ese libro. 

El 'estilo' de lectura de las cosas que caracteriza a Borges puede ser asimilado a una práctica de 'epistemologías transversales'. La transversalidad no es un caso más de 'interdisciplinaridad', porque se trata menos de una confluencia de metodologías que de un desplazamiento epistemológico desde un campo de pertinencia hacia otro (algo así como una 'hipálage científica'...). Ese es el punto de partida de la aventura del Centro".